Día Internacional del Autocuidado

Cada 24 de julio se celebra el Día Internacional del Autocuidado, para fomentar y preservar nuestra salud física y mental, priorizando el cuidarnos a nosotros mismos. Nos invita a practicar estilos de vida saludables, a cuidarnos las 24 horas del día, los 7 días de la semana (24/07).

La iniciativa de este día internacional ha sido promovida por la Federación Mundial de la Industria de Autocuidado (WSMI), con el fin de propagar el autocuidado a través de la aplicación de consejos y recomendaciones de cuidado diario.

El autocuidado consiste en la aplicación de acciones individuales orientadas al bienestar de las personas, alcanzando una mejor calidad y mayor esperanza de vida.
Nos invita a reflexionar acerca de nuestros hábitos diarios, a fin de aplicar los cambios necesarios que favorezcan nuestra salud física y mental.

Es un conjunto de acciones pertinentes que buscan alcanzar una buena salud física, mental y emocional. Se consideran 7 pilares fundamentales:
Capacitación básica en salud, que implica comprender la información básica sobre la salud y los servicios necesarios para obtenerla.
Consciencia de la condición física y mental, que implica saber los parámetros indispensables de salud de sí mismo (índice de masa corporal, presión arterial, nivel de colesterol y otros).
Actividad física, es decir, práctica de actividad física con intensidad moderada, como caminar, andar en bicicleta o participar en deportes. Ser físicamente activo, habilita a ser una persona ágil y funcional, capaz de enfrentar los quehaceres cotidianos y de valerse por sí misma de forma independiente y efectiva.
Control de la alimentación, lograr una alimentación saludable, llevar una dieta nutritiva y equilibrada, con niveles adecuados de ingesta de calorías. Una dieta sana y equilibrada sienta las bases de una vida saludable y activa. La alimentación no solo es la primera necesidad del ser humano, sino que nos permite crecer sanamente y gozar de una buena salud física y mental.
Higiene correcta, hablando del conjunto de conocimientos y técnicas que aplican los individuos para el control de los factores que pueden ejercer efectos nocivos sobre su salud como lavarse regularmente las manos y los dientes, así como tomar los recaudos para preparar la comida, considerando la limpieza y el mantenimiento de los alimentos. Dormir lo suficiente, para sentirse mejor y más productivo, controlar el estrés, mantener un estado de ánimo equilibrado y poder cumplir con las exigencias del día a día también hacen al autocuidado.
Mitigación de riesgos, que podemos resumir en limitar el tabaco, el alcohol y las drogas, vacunarse, practicar sexo seguro, usar protección solar. Concatenado al uso de alcohol y tabaco, se encuentra el origen de todo tipo de enfermedades, como la miocardiopatía, la cirrosis o el cáncer de pulmón.
Conocimiento del uso adecuado de la medicina, en cuanto a un uso racional y responsable de los productos, servicios, diagnósticos y medicamentos.

Se entiende que una persona ha llegado al equilibrio ideal con respecto al autocuidado cuando la parte física, la mental, la social, la espiritual y la emocional están en una buena sintonía. El propósito de mantener vigilados estos aspectos es que las situaciones negativas que surgen en el día a día no generen un obstáculo imposible de sobrepasar.

Los objetivos generales de tener un Día del Autocuidado, tienen que ver con
Concientizar al mundo sobre los beneficios del autocuidado.
Informar sobre los elementos que componen el autocuidado.
Visibilizar los programas de autocuidado.
Crear alianzas para incentivar las iniciativas públicas en favor del bienestar individual.
Promover consejos para realizar el cambio.

En 2021 celebrábamos este Día Mundial del Autocuidado apelando a la responsabilidad individual que cada uno tenemos con nuestra salud, en el marco del COVID19. En 2022, el objetivo fue poner de relieve que el autocuidado nos implica a todos como sociedad y nos beneficia a todos.

El aumento de la esperanza de vida, las mejoras en salud pública y atención sanitaria, y la adopción de determinados estilos de vida han favorecido un aumento importante de las enfermedades crónicas. Estas enfermedades, de larga duración y generalmente de progresión lenta, confluyen en una limitación en la calidad de vida tanto de las personas afectadas como de las personas cuidadoras, son causa de mortalidad prematura y ocasionan efectos económicos importantes en las familias y en la sociedad.

Como secuela de estos cambios demográficos y epidemiológicos, las diferentes administraciones sanitarias enfrentan una creciente demanda de servicios y necesidades cada vez más divergentes, con el consiguiente aumento en la actividad sanitaria y en la utilización de recursos.

Cuando se fomenta el autocuidado y la corresponsabilidad del paciente, se ha podido comprobar en diferentes experiencias, que los ingresos hospitalarios de los pacientes crónicos disminuyen, al igual que las complicaciones; los niveles de autonomía se prolongan en el tiempo, aumenta la satisfacción de pacientes y profesionales, y en general, mejora la calidad de vida del paciente y de las personas cuidadoras.

Cuando una persona se cuida a sí misma, adquiere hábitos saludables, toma mejores decisiones en la salud, consigue una mayor esperanza de vida y promueve su bienestar general.
Coincidiendo con esta celebración, la OMS presenta consejos para mejorar nuestra salud y pautas que muestran cómo los sistemas de salud pueden promover intervenciones de autocuidado y promover la salud y el bienestar para todos.

De acuerdo a un informe emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2015, el autocuidado responsable permite prevenir los casos de infartos y de diabetes tipo 2 en un 75%, así como reducir los casos de cáncer en un 40%.

La Teoría del Autocuidado fue introducida en 1969 por Dorothea Orem, una enfermera e investigadora estadounidense. Esta teoría es definida como una actividad aprendida orientada al bienestar personal y colectivo.

En lenguaje simple, siguen algunas recomendaciones que tienen que ver con el autocuidado, a fin de aplicarlas de manera permanente en nuestra vida cotidiana:
Alimentación balanceada y saludable: consumir vegetales, verduras y frutas, reducir la ingesta de azúcar, sal y grasas en la preparación de las comidas, beber abundante agua, para mantener una buena hidratación.
Reconocer nuestros logros y recompensarnos por los avances obtenidos.
Practicar regularmente actividad física o algún deporte
Aceptar las críticas constructivas, que contribuyan a nuestro crecimiento como personas.
Dormir entre 6 a 8 horas diarias.
Mantener buenos hábitos de higiene personal.
Fomentar la interacción social, así como actividades de sano esparcimiento y recreación.
Asistir regularmente al médico, como forma de control y prevención.
Evitar hábitos dañinos tales como el consumo de tabaco y cigarrillos, sustancias estupefacientes, comida chatarra.

Adoptar hábitos de autocuidado desde edades tempranas, ayudan a envejecer con salud y a mantener el bienestar de las personas a lo largo de toda su vida.
Para lograr un envejecimiento saludable y mantener el bienestar, es importante llevar a cabo acciones de autocuidado y adquirir prácticas que disminuyan el impacto de factores heterogéneos, tanto biológicos como sociales y culturales.
El proceso de envejecimiento es diverso, continuo e irreversible, depende de múltiples factores que determinan los cambios fisiológicos del cuerpo y los riesgos de enfermedad. El autocuidado permite envejecer con salud y mantener el bienestar de las personas a lo largo de su vida.

Las condiciones socioeconómicas, culturales, políticas y de género influyen en el estado de salud y bienestar de las personas. En algunas poblaciones el estado de salud de las personas adultas mayores se ve afectado por situaciones específicas como:
Discriminación en los servicios de salud por raza, etnia, edad, género.
Inequidades de salud en comunidades pobres y marginadas.
Dificultad de accesibilidad a los servicios e información de salud por discapacidad.
Falta de empatía en la comunicación del personal de salud hacia los pacientes.
Lo anterior, limita la posibilidad de envejecer saludablemente y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la etapa de la vejez.
Las personas adultas mayores tienen derecho a la salud, a recibir orientación y capacitación en materia de nutrición, higiene y todo aquello que favorezca su cuidado personal.

Empecemos a cuidarnos, tenemos un solo cuerpo, una sola mente, un solo espíritu, y es nuestro deber preservarlo, por nosotros, por nuestras familias.

En C.M.E. te invitamos a acercarte y ver nuestras propuestas preventivas tradicionales, el clásico Carné de Salud o el Certificado de Aptitud Física, diversos Paquetes de Chequeos, entre muchas otras formas de controlar la salud, teniendo una mención especial nuestro servicio de Geriatría así como nuestra reciente propuesta de Salud en Movimiento, que nos ofrece distintos saberes sobre cuerpos y salud confluyendo.