El suicidio es un grave problema de salud pública a nivel mundial, siendo una de las principales causas de muerte en jóvenes entre 15 y 34 años, representa un alto costo humano y económico, cada año casi un millón de personas pierden la vida por esta causa, que es previsible.
Conocer los factores de riesgo, determinantes sociales, epidemiología y prevención es imprescindible a la hora de organizar políticas sobre este tema. El suicidio tiene causas multifactoriales, y la solución a ese problema, también debe ser multifactorial.
Uruguay presenta una de las tasas más altas de suicidio del continente. Aunque, también es cierto que en muchos países existe un subregistro debido a que el suicidio se estigmatiza (o es ilegal) o no se dispone de buenos sistemas de registro civil ni de recopilación de datos.
En 2020 se registraron 718 casos en nuestro país. En 2021, fueron 758. Es una tendencia creciente desde hace 20 años. En 2022, 823 uruguayos se quitaron la vida. Este número representa una tasa de 23 suicidios cada 100.000 habitantes, más del doble del promedio regional, que se encuentra en 9 cada 100.000, y solo por debajo de Guayana y Surinam.
Desde el año 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, ha promovido cada 10 de septiembre el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el objetivo de generar conciencia a nivel mundial de que el suicidio puede prevenirse.
La Asociación internacional para la prevención del suicidio está formada por profesionales y voluntarios de más de 50 países, y tiene por objetivo:
- la prevención de comportamientos suicidas,
- reducir las repercusiones asociadas a estos, y
- proporcionar un lugar de intercambio para los investigadores, profesionales de la salud mental, ayudantes en situaciones de crisis, voluntarios y enlutados por suicidio.
Apostar a actividades que se centren en la prevención del suicidio es especialmente importante para crear vínculos sociales, promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza. Acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar podría salvarles la vida.
El tema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio 2022 fue “Crear esperanza a través de la acción”, y apunta a la necesidad de un accionar colectivo para enfrentar este problema urgente de salud pública. Todos nosotros, familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, miembros de la comunidad, educadores, líderes religiosos, profesionales de la salud, funcionarios políticos y gobiernos, podemos y debemos tomar medidas para prevenir el suicidio.
Los objetivos de promover este día, incluyen promover la colaboración de las partes interesadas y el auto-empoderamiento para abordar las autolesiones y el suicidio a través de acciones preventivas. Esto se puede conseguir mediante el desarrollo de capacidades de los proveedores de atención médica y otros actores relevantes, la difusión de mensajes positivos e informativos dirigidos a la población en general y grupos en riesgo como los jóvenes, y facilitando un debate abierto sobre la salud mental en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo. También se anima a las personas que están contemplando el suicidio o se ven afectadas por él a que compartan sus historias y busquen ayuda profesional.
Los suicidios y los intentos de suicidio tienen un efecto dominó que afecta no solo a las personas, sino también a las familias, las comunidades y las sociedades. Y se estima que, por cada fallecimiento por suicidio, hay 20 intentos.
Los factores de riesgo asociados al suicidio, como la pérdida laboral o financiera, el trauma o el abuso, los trastornos mentales y por uso de sustancias y las barreras para acceder a la atención médica, se han ampliado aún más con la pandemia de COVID-19.
Factores de riesgo para el suicidio
El suicidio es un problema complejo en el que intervienen varios factores: psicológicos, ambientales, sociales y biológicos.
Se han determinado algunas causas que influyen en las conductas suicidas:
- En los niños y adolescentes, influyen especialmente factores como la historia psiquiátrica familiar, enfermedades mentales, la pérdida de un ser querido, la depresión, aislamiento social, abuso de drogas y alcohol.
- Para los adultos, las relaciones con otras personas, la violencia doméstica o el estrés en el ámbito de la familia, junto a las enfermedades mentales, abuso de alcohol y drogas y entornos familiares problemáticos, suponen factores que pesan.
- En los adultos mayores, cuentan especialmente factores como la depresión, el dolor físico a causa de una enfermedad, el aislamiento social y familiar.
No obstante, cada persona vive un “universo” concreto que habría que analizar, para determinar cómo ayudarle a superar la etapa por la que está pasando y evitar las conductas suicidas.
Señales de alerta del suicidio
No siempre es posible detectar que una persona de nuestro entorno está concibiendo la idea del suicidio, pero hay algunas señales de alerta que pueden hacer sospechar:
- Hablar sobre el tema, o usar frases como «desearía no haber nacido», «quisiera estar muerto», o similares.
- Intentar obtener medios para hacer efectivo el suicidio.
- Retraimiento extremo.
- Cambios de humor.
- Preocupación por la muerte.
- Sentir impotencia y desesperanza ante una situación.
- Abuso de alcohol y drogas.
- Cambios en la rutina normal.
- Hacer cosas autodestructivas e imprudentes.
- Despedirse de las personas como si fuera a ser definitivo.
Medidas a tomar para prevenir conductas suicidas
Cualquier persona puede marcar una diferencia en otra y eso puede ser clave en la prevención del suicidio. Cada día podemos aportar para prevenir los suicidios en nuestro entorno.
- Concientizarnos sobre el tema del suicidio y sensibilizar a otros.
- Conocer las causas del suicidio y las señales de alerta.
- Mostrar cuidado y ayuda a las personas que se encuentran en situaciones difíciles.
- Cuestionar el estigma asociado al suicidio y a los problemas de salud mental, compartiendo nuestras propias experiencias.
Mitos sobre el suicidio que debemos derribar
- Mito 1: El que se quiere matar no lo dice y el que lo dice no lo hace.
9 de cada 10 personas que se suicidan revelan abiertamente sus propósitos y el creer lo contrario, lleva a no prestar atención a las personas que manifiestan sus ideas suicidas y a minimizar las amenazas suicidas que pueden considerarse erróneamente como chantajes, manipulaciones, alardes.
- Mito 2: Los que intentan suicidarse sin lograrlo, no desean morir, sólo lo hacen para llamar la atención.
No tiene nada que ver qué tan letal es el método elegido, sino que están haciendo algo para atentar en contra de su vida. Y no verlo de esta manera, es restarle importancia a algo muy doloroso.
- Mito 3: El sujeto que se repone de una crisis suicida no corre peligro alguno de recaer y todo el que intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida.
Existe un mayor riesgo de suicidio cuando la persona ha tenido intentos previos; sin embargo, con buen acompañamiento terapéutico es posible que la persona aprenda a lidiar con sus crisis emocionales y no recurra al suicidio como una alternativa en posteriores oportunidades.
- Mito 4: Todo el que se suicida está deprimido.
Si bien es cierto que las personas deprimidas tienen más probabilidad de intentar autoeliminarse, no todos los que lo hacen presentan este trastorno. Pueden presentar otras condiciones como esquizofrenia, alcoholismo, trastornos del carácter, entre otros.
- Mito 5: Todo el que se suicida es un enfermo mental.
Las personas que padecen alguna enfermedad mental son más propensas a suicidarse que el resto de la población, pero no necesariamente hay que padecer un trastorno mental para hacerlo. De lo que sí no hay dudas, es que todo suicida es una persona que sufre.
- Mito 6: El suicidio se hereda.
No hay pruebas de que el suicidio sea hereditario. Lo que sí se hereda es la predisposición para tener determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal, por ejemplo, los trastornos afectivos y la esquizofrenia.
- Mito 7: El suicidio no puede ser prevenido, pues ocurre por impulso.
Previo al intento de suicidio, la persona manifiesta síntomas que se han definido como síndrome presuicidal, por ejemplo, modificación de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad (la cual ya no es dirigida hacia otras personas y se reserva para sí) y existencia de fantasías suicidas.
- Mito 8: Hablar sobre el suicidio con una persona en riesgo, puede incitar a que lo lleve a cabo, pues sólo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio.
Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en tal riesgo, lejos de incitar, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que ofrezca el sujeto para el análisis de sus propósitos autodestructivos. Claramente los profesionales de la salud tienen el conocimiento y la experiencia en la detección del riesgo de suicidio y su manejo, pero no son los únicos. Todos somos valiosos para colabor en su prevención.
- Mito 9: El suicida desea morir.
El suicida maneja esta postura, pero también pretende hacer alguna modificación en su vida que le permita seguir viviendo. Diagnosticada oportunamente esta ambivalencia, se puede inclinar la balanza hacia la opción de la vida.
- Mito 10: El que intenta el suicidio es un cobarde o es un valiente.
Los que intentan suicidarse no son valientes ni cobardes, sólo son personas que sufren.
- Mito 11: Sólo los pobres o ricos se suicidan.
Otro mito… Las sociedades más desarrolladas tienen una tasa de suicidio mayor que otras subdesarrolladas, pero esto es sólo una tendencia.
- Mito 12: Sólo los viejos o niños se suicidan
Los adultos mayores realizan menos intentos de autodestrucción que los jóvenes, pero utilizan métodos más efectivos al intentarlo.
- Mito 13: Si se reta a un suicida, éste no lo intenta.
Retar a un presunto suicida es un acto irresponsable, pues es una persona vulnerable en situación de crisis cuyos mecanismos de adaptación y autocuidado han fracasado.
- Mito 14: Cuando una depresión grave mejora ya no hay riesgo de suicidio.
Cuando la persona mejora, sus movimientos se hacen más ágiles y está en condiciones de llevar a vías de hecho las ideas suicidas que aún persisten, y antes, debido a la inactividad e incapacidad de movimientos ágiles, no podía hacerlo.
- Mito 15: los medios de comunicación no pueden contribuir a la prevención del suicidio.
Los medios de comunicación pueden y deben convertirse en un valioso aliado en la prevención del suicidio, enfocando debidamente la noticia sobre el tema y cumpliendo las siguientes sugerencias de los suicidólogos sobre cómo difundirlas:
- Publicar los signos de alarma de una crisis suicida: llanto, tendencia al aislamiento, amenazas suicidas, deseos de morir, súbitos cambios de conducta, afectos y hábitos, aislamiento, consumo excesivo de alcohol o drogas, realización de notas de despedidas, entre otros.
- Divulgar aquellas instituciones, organizaciones y líderes naturales a los cuales recurrir para recibir la primera ayuda psicológica cuando se está en una situación de riesgo de suicidio.
- Divulgar los grupos de riesgo suicida:
– Los deprimidos.
– Los que tienen ideas suicidas o amenazan con el suicidio.
– Las personas que hayan realizado un intento suicida.
– Las personas en situaciones de crisis.
– Los sobrevivientes o familiares del suicida. - Divulgar medidas sencillas que permitan a la población saber qué hacer en caso de detectar una persona con riesgo de suicidio:
– Preguntar siempre a la persona en situación de riesgo suicida si ha pensado en el suicidio. Si la respuesta es afirmativa, evitar el acceso a cualquier método que pueda dañarlo.
– Nunca dejarlo a solas mientras persistan las ideas suicidas.
– Avisar a otras personas allegadas a la persona, para que contribuyan a evitar la ocurrencia de un acto suicida.
– Acercarlo a las fuentes de salud a recibir atención especializada.
El M.S.P. tiene a disposición la línea vida, 0800 0767, un servicio de atención telefónica de carácter nacional que tiene por objetivo contribuir a disminuir los intentos de autoeliminación o los suicidios a nivel país. Funciona durante las 24 horas, todos los días del año, sin importar a qué prestador de salud esté afiliada la persona que consulta. Es atendida por un equipo de profesionales que han sido capacitados para la tarea.
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